domingo, 1 de abril de 2012

La conexión que nos desconecta

Por si fueran pocas las distracciones que ya sufríamos desde hace años en nuestra jornada laboral: e-mail, teléfono, visitas, etc… a día de hoy, y en pleno "boom" del social media, tenemos que lidiar con una cantidad ingente de distracciones.
Facebook y twitter se han convertido en el “colega paliza” de la oficina, y pocos son los trabajadores que deciden prescindir de ellos durante su jornada laboral. Si a estos les sumamos la bandeja de entrada del mail personal, los diferentes chats que incorporan algunas de estas herramientas, el ya indispensable WhatsApp (con todos sus grupos) y los diferentes blogs profesionales a los que accedemos a lo largo del día, la gran batalla campal de inputs está servida…y mi pregunta es la siguiente ¿estamos preparados para gestionar tanta cantidad de información? En mi opinión, no y en las siguientes líneas expondré mis motivos.

Todos conocemos la frase que popularizó Einstein: “solo utilizamos entre el 10% y el 20% del potencial de nuestro cerebro”… Se trata de una afirmación positiva, que pese a no tener demasiado fundamento científico, entraña mucha verdad. Ahora bien, en el caso concreto que nos atañe, el problema que se nos presenta no es el verdadero potencial de nuestro cerebro, si no nuestra capacidad de atención para gestionar eficientemente tanta información.

¿Qué sabemos hoy en día sobre nuestra capacidad de atención?

Pese a que la capacidad de atención varía en función del individuo, esta es limitada. Lejos de poder prestar atención a todos los estímulos que nos rodean necesitamos focalizar nuestra atención en unos estímulos determinados, dejando de lado muchos otros. Por otro lado también sabemos que a medida que aumenta la estimulación externa, (también la interna, pero ahora mismo este tema no nos atañe), aumenta el grado de activación (o arousal) del indivuo. Esta sobreestimulación, a su vez, se manifiesta en nosotros provocando mayoritariamente dos efectos:

  • Por un lado, personas sobreexcitadas, o lo que es lo mismo, estresadas
  • Por otro lado, personas a las que esta sobreexcitación les produce justo el efecto contrario: una desensibilización, y como consecuencia una desconexión total entre las metas y las acciones llevadas a cabo para conseguirlas.

Ni que decir cabe que en ambos casos la sobreestimulación provoca consecuencias devastadoras tanto sobre nuestros niveles de productividad, como sobre nuestros niveles de satisfacción tras el desempeño de cualquier tarea.

¿Cómo gestionar eficientemente tanta información?

Del mismo modo que planificamos nuestras reuniones, visitas, llamadas, trabajos… también debemos de planificar y gestionar nuestro tiempo “conectados”. No se trata de borrar nuestros perfiles o desaparecer de todas estas redes, si no de predeterminar nuestras interacciones, para que estas no nos roben más tiempo del necesario y así gestionar nuestro tiempo de una forma mucho más eficaz.

Debemos planificar nuestros objetivos y dividir nuestro tiempo en bloques. En estos bloques fijaremos unos tiempos de conexión y también concretaremos tiempos de desconexión total (sin llamadas, visitas, redes sociales, etc…) ya que sólo así conseguiremos centrarnos al 100% en la tarea que nos atañe en cada momento. Únicamente invirtiendo correctamente nuestro tiempo alcanzaremos la excelencia en resultados y a su vez conseguiremos aumentar nuestras cotas de autosatisfacción sobre la tarea realizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario